Este relato de viaje a La Rioja es un resumen combinado de varias escapadas a la Sierra de Cameros.
Como ya he comentado en alguna entrada anterior, desde hace varios años acostumbramos a hacer una escapada de otoño a alguna zona rural. En una de estas mini vacaciones, descubrimos una zona que nos tiene enamorados y a la que hemos vuelto hasta tres veces. Se trata de la comarca de Cameros, o también Sierra de Cameros, en La Rioja. Y no, no es zona de vinos.
Como ya he comentado en alguna entrada anterior, desde hace varios años acostumbramos a hacer una escapada de otoño a alguna zona rural. En una de estas mini vacaciones, descubrimos una zona que nos tiene enamorados y a la que hemos vuelto hasta tres veces. Se trata de la comarca de Cameros, o también Sierra de Cameros, en La Rioja. Y no, no es zona de vinos.
La comarca, situada en la Rioja Media, está a su vez dividida
por una cadena montañosa en dos subcomarcas, el Camero Viejo y el Camero Nuevo.
Nosotros pasamos nuestras vacaciones en esta última.
El Camero Nuevo está situado en el Valle del río Iregua, que
es afluente del Ebro y comparte una mínima parte de su territorio con la
provincia de Soria, al sur. Está formado por trece municipios de los cuales,
Torrecilla en Cameros actúa como capital. Es zona de tradición pastoril,
montañas y bosques y pueblos de piedra y madera. Realmente es una comarca de
fácil acceso, ya que está atravesada por la Nacional 111 que conecta Logroño
con Soria en alrededor de hora y media. Desde Soria se accede a Cameros a
través del Puerto de Piqueras, entrando directamente en el PN de la Sierra
Cebollera, el único parque natural de La Rioja.
Esta es la zona que solemos recorrer cuando estamos en Cameros:
Nuestro
campo base siempre es El Rasillo de Cameros. Para acceder hay que abandonar la carretera nacional y entrar en la sierra por la LR-253. No es extraño que fuésemos a parar aquí, ya que éste es el municipio con
más oferta de alojamiento de la zona y la mayor parte de su población, unos 150
habitantes, vive del turismo. Es un precioso pueblo de casas y pendientes de
piedra, rodeado de bosques y praderas. En el centro, a los pies de la iglesia parroquial Nuestra Señora de las Heras,
encontramos un árbol muy querido y protegido debido a su vejez: el olmo
centenario del Rasillo, con 400 años a sus espaldas. Saliendo del pueblo por la Avenida de San
Mamés, llegamos a la ermita románica del mismo nombre, en un paseo de unos minutos.
A escasos quilómetros encontramos el embalse
González Lacasa. Es accesible tanto en coche como andando, gracias a la Senda
Verde que parte de los pies del pueblo y que lleva directamente a él. En el
embalse, el Club Náutico del Rasillo, ofrece restaurante y posibilidad de
practicar varios deportes acuáticos
(nosotros siempre hemos ido a finales de otoño, así que nunca los hemos
disfrutado).
Nos alojamos
en la Casa Rural El Olmo. La primera vez fuimos sin conocerla y ya no hemos
querido cambiar. Reservamos siempre un apartamento para 2/3 personas que está en
la planta baja, pero además ofrecen habitaciones con desayuno incluido y
alquilan el ático. Los propietarios, Blanca y Rufi, se encargan de sus clientes
como si de su familia se tratase. Tiene un precioso jardín con vistas al
embalse, donde tomar el sol. La casa está en la carretera, no en el pueblo,
pero a una distancia de 5 minutos andando, allí todo está cerca. A nosotros nos
gusta pasar el día fuera, cenar pronto en casa y después acercarnos al pueblo
andando por la carretera absolutamente silenciosa, para ir a tomar “la última”
en uno de los tres bares que hay alrededor de la plaza.
El Rasillo de Cameros, Noviembre de 2013 |
Iglesia de El Rasillo, Noviembre de 2014 |
El entorno
natural en otoño es absolutamente alucinante. Los bosques de pinos y robles se
tiñen de cientos de tonos marrones, ocres, verdes, amarillos… Nuestra actividad
estrella (quizás no deberíamos contarlo aquí) es salir de buena mañana con las
botas de montaña y volver a casa cargados de setas. Ellos son amantes de los
boletus, pero no tanto de los níscalos (rovellons) y solemos cogerlos a manos
llenas a dos pasos de la casa.
Alrededor
del embalse hay una serie de pueblos que bien merecen una visita. El que más
nos gusta a nosotros es Ortigosa de Cameros, por su emplazamiento, la
distribución de sus casas, sus callejuelas laberínticas... El pueblo se extiende
a ambos lados del valle que forma el río Alberco y sus casas están construidas sobre
dos empinadas laderas, formando dos barrios, San Martín y San Miguel. Tradicionalmente
ha sido lugar de pastoreo y estas laderas son soleadas y están resguardadas de
las inclemencias del tiempo. Ambos barrios están arremolinados
alrededor de su respectiva iglesia. Para salvar el río y unir las dos zonas, se
construyó el conocido como Puente de Hormigón, la imagen más fotogénica de
Ortigosa. La máxima altura que alcanza sobre el Alberco son 60 metros.
Ortigosa de Cameros, Noviembre 2011 |
Puente de Hormigón de Ortigosa |
Otra de las
bazas turísticas de este municipio son sus cuevas. Las Cuevas de Ortigosa están
bajo el macizo del Encinedo, a la entrada del pueblo, aunque también se puede
acceder a ellas por un empinado camino desde la plaza central. Están formadas
por dos grutas, de La Paz y de La Viña, y sólo pueden visitarse con guía. Para
nuestra pena, están cerradas de Noviembre a Marzo, así que nunca las hemos
llegado a visitar.
Como
recomendación, es buena idea comer en El Casino, lugar de reunión y tertulia de
los habitantes de Ortigosa. Está situado en una esquina de la plaza y ofrece
buenos platos típicos de la zona, de esos de cuchara que nos gustan tanto.
También recomendamos los patés de El Robledillo, una pequeña empresa agroalimentaria
cuya tienda está en el mismo casco urbano.
Acceso a las Cuevas de Ortigosa |
Callejuelas, Noviembre 2014 |
RELATO DE VIAJE A LA RIOJA, por Miriam
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